sábado, 21 de abril de 2007

El mito de la libertad ???


La tragedia de la universidad Virginia Tech ha despertado nuevamente el tema de las libertades ciudadanas en Estados Unidos.
Por Carolina Vásquez Araya

Amparados en la segunda enmienda constitucional, la cual textualmente reza: “Una bien regulada milicia es necesaria para la seguridad de un Estado libre, el derecho del pueblo a tener y poseer armas no debe ser violado”, ciudadanos y residentes legales de ese país tienen en su poder cerca de 200 millones de armas de diverso calibre.

Pocos son los requisitos para hacerse con una pistola 9 mm o un rifle de alto poder y, de acuerdo con las afirmaciones del dueño del negocio donde el joven coreano responsable de la matanza de Virginia se apertrechó de armas y municiones, “esto (la tragedia) no hubiera ocurrido si las armas estuvieran permitidas en el campus”.

Es decir, el argumento de este experto descansa sobre las bondades de una población totalmente armada, capaz de reaccionar a tiros ante cualquier amenaza.

El problema, sin embargo, tiene otras dimensiones. Y a pesar de que se podría politizar el comentario y satanizar la cultura estadounidense a partir de los delirios belicistas de su actual presidente, no sería justo con una buena parte de su población, cuya vocación de paz y democracia ha prevalecido en las últimas encuestas contra la guerra.

Para entender el fenómeno, cuyas manifestaciones han dejado ya de ser casos aislados, es preciso medir el impacto que ha tenido en las nuevas generaciones un sistema de vida hedonista, más orientado a priorizar sus necesidades de consumo y de entretenimiento-basura que dando una atención preferencial al cultivo de la mente y del espíritu.

A esto se suma –¡oh, colmo de la libertad empresarial!– una total falta de control en la creación, promoción y comercialización de películas y videojuegos destinados a absorber la atención de niños y adolescentes justamente en su etapa de formación de valores, y cuyo tema central son los más sofisticados métodos de aniquilación de otros seres humanos, usando para ello toda clase de armas letales.

El derecho de poseer y portar armas de fuego ha sido defendido por los miembros de la poderosa Asociación Nacional del Rifle de Estados Unidos, pero estos señores no están solos. Su postura –y también la vigencia de la Segunda Enmienda– cuenta con el apoyo de muchos ciudadanos que ven en esta actitud heredada de sus ancestros uno de sus derechos sagrados, una forma de libertad.

La libertad, así como la democracia, es un concepto relativo y su significado se interpreta de muy distintas maneras. Pero este concepto filosófico ha sido también la excusa esgrimida por muchos líderes para aniquilar a otras culturas, para dominar otros territorios, para adquirir otras riquezas y, de paso, para asesinar a quienes quedan atrapados en medio.

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En contraste me topé con este artículo; lo dejo para su reflexión


La libertad de armas salva vidas

Por José Carlos Rodríguez


Las políticas públicas levantan pasiones, y si la libertad de armas es una excepción es sólo por la virulencia de las mismas. Las armas no nos sugieren sino violencia, muertes o heridas, crímenes, o situaciones en absoluto agradables. Su referencia despierta miedo, cuando no asco. Pero ni el miedo ni el asco o el rechazo son un buen compañero para quien desee acercarse con honradez en los problemas que suscita la posesión de armas de fuego. Que además son de enorme importancia, ya que se refieren a derechos fundamentales de la persona, como el derecho a la vida, a la autodefensa o a la propiedad. Y tienen claras implicaciones en las libertades públicas y en la evolución del crimen. Este papel intentará exponer el veredicto de la criminología actual sobre los efectos del control de armas, con constantes referencias a los datos y la historia.

Mas

Lo irónico y triste en los siguientes dos casos; es que suscede algo como esto en Virginia y todo el mundo se conmociona, mientras que mueren 200 en Irak y el mundo lo toma como una noticia mas? Y uds. que piensan???


Publicado en Prensa Libre el 21 de Abril de 2007.

jueves, 12 de abril de 2007

El capitalismo: la defensa de la prosperidad


Por Gorka Etxebarría

Cortesía de la revista Veintiuno (Fundación Cánovas del Castillo).

En todas las épocas se ha buscado algo o alguien ya sea deidad o no que fuera capaz de solucionar los problemas que azotaban a la comunidad. Y como la escasez y la miseria son el estado natural del hombre porque no venimos al mundo y tenemos el maná del cielo, siempre ha sido fácil ofrecerse de salvador. El Estado actual cumple esa función a costa del único sistema que nos ha elevado por encima de la naturaleza: el capitalismo. Lo que sucede es que a la gente no le gusta el cambio, el riesgo y la posibilidad de fracasar y piensan que es mejor tener un colchón detrás. Carlos Rodríguez Braún, catedrático y genial tertuliano de la SER y escritor, ha escrito un libro en el que desmonta las falacias de quienes creen en el intervencionismo, esa doctrina que postula que el capitalismo sin freno es anárquico y generador de paro y que sólo la planificación estatal puede evitar el caos.

A lo largo de 130 páginas, Rodríguez Braun plantea cómo el hombre bajo la división del trabajo puede mejorar su condición. Así que nadie tiene que dedicarse a producir todo aquello que necesita porque basta que cree algo de valor para los demás y ganar lo suficiente para adquirir otras cosas. El pobre, para Braun, vive mejor bajo el capitalismo. Si no, basta mirar un mapa y señalar dónde abundan. La respuesta no puede ser más tajante: en las economías planificadas. El autor cita un ejemplo memorable: los indigentes que venden La Farola vivirían mejor si pudieran ofrecer El País o El Mundo pero esto no es posible dado que el Estado se lo prohíbe.

Para entender mejor lo que es el mercado, el autor da una precisa definición muy al estilo de Hayek1: el mercado es un complejo social de descubrimiento y transmisión información sobre oportunidades. Y lo más curioso del mercado es, en palabras del autor, que pone al empresario al servicio del consumidor: si no lo satisface correctamente se le expulsará a menos que rectifique. Las posibilidades de rectificar los errores también son más abundantes bajo el capitalismo.

Mas http://www.liberalismo.org/articulo/109/

martes, 10 de abril de 2007

La libertad


La libertad es un derecho natural de la persona, sin importar la edad, sexo o cualquier otra diferencia de cualquier índole. Gracias a la libertad podemos realizar aspiraciones: un mejor nivel de vida, formar a los hijos para que aprendan a tomar mejores descisiones, buscar un lugar adecuado para vivir, participar de manera activa en beneficio de la sociedad, llevar una vida congruente con la moral y la ética en todo el quehacer profesional, buscar una educación de calidad... pero estos son los efectos de la libertad, no la libertad misma.

La libertad puede entenderse como la capacidad de elegir entre el bien y el mal responsablemente. Esta responsabilidad implica conocer lo bueno o malo de las cosas y proceder de acuerdo con nuestra conciencia, de otra manera, se reduce el concepto a una mera expresión de un impulso o del instinto.

Toda decisión se enfrenta a la consideración de lo bueno y lo malo, del beneficio o el perjuicio de una acción. Si no se realiza este juicio se puede incurrir con facilidad en un error pues se hace un uso irresponsable de la libertad. Al igual que en otros aspectos de nuestra vida, el abuso se convierte en un actuar conforme a nuestros impulsos, sin reconocer barreras, límites, moral o ética, es decir, se convierte en libertinaje.

Tal es la magnitud de la libertad, que ni Dios la condiciona o restringe, pues forma parte de nuestra naturaleza; sus mandamientos son una guía con la cual se puede ser más humano, nada parecido a un condicionamiento, pues se nota por las acciones, que todos tenemos la capacidad de aceptar o rechazar lo propuesto, de asumirlo con alegría o rechazarlo abiertamente, haciendo lo que mejor nos parece; sin que en este momento se juzgue si esa aceptación o menosprecio sea bueno o malo, podemos afirmar nuevamente que siempre estaremos ejerciendo nuestro derecho de ser Libres.

La Libertad no se construye. No es como en el caso de virtudes como la perseverancia, la fortaleza o la paciencia que requieren de un esfuerzo constante y continuo para hacer de ellas una parte integral de nuestra vida. La libertad se ejerce de acuerdo con los principios fundamentales que nacen en la conciencia, en la familia y en la sociedad, es ahí dónde este valor se orienta, forma, educa y respalda, forjando personas íntegras.

Reflexionar en la libertad es una oportunidad para considerar lo que tenemos, cómo lo aprovechamos o desaprovechamos, lo que hemos hecho y dejado de hacer. Vivir libremente es respetar, y al mismo tiempo es decidir, es ejercer un derecho.

Tomado de www.encuentra.com